En el Auditorio
Y ahí estaban los tres en el bar esperando a su representante, cuando el mesero se acerco preguntando lo que tomarían, curiosamente los tres no pidieron su acostumbrada yarda de cerveza de barril obscura, el vocalista pidio refresco de dieta, el guitarrista un refresco rojo, curiosamente al representante le llamaban rojo también, y el baterista pidió un sprite recordando aquella mujer que lo hizo sufrir alguna vez.
El representante llego junto con los refrescos, esta vez no estuvo tan retrasado como en otras ocasiones, solo fueron 20 minutos pasada la hora, llego diciendo que el tráfico lo hizo llegar tarde, los absolutos no le creeyeron, debido a que el vivia a 10 minutos de ahí caminando.
Al representante se le cayó su pluma, se agachó y el vocalista disfrutó del refresco, habiendo terminado, él pidio 4 yardas y pregunto si nosotros ibamos a querer algo, los Miguel Rodríguez pidieron un pastor con queso y una yarda cada uno, el representante solo quería una bola.
El baterista rompió el silencio preguntando el porqué de la importante reunión, el representante mencionó que lo había conseguido, que por fin tocarián en el auditorio, ellos no podían creerlo, para festejar se pusieron como cola de perro, y como ya se había hecho costumbre el baterista dejó su marca en un colchón viejo que estaba tirado en la calle.
Llegó el día, estaban listos, el vocalista preparaba su voz y afinaba el triángulo, el guitarrista preparaba su dosis, y el baterista terminaba el rapidín de la noche, el auditorio estaba lleno, mucha gente estaba esperando ansiosa su salida, mandaron al jala cables a checar los micrófonos, todo estaba listo, salieron al escenario, no sin antes recibir el tan acostumbrado "se ven fabulosos de negro" del representante.
La mejor actuación que habían hecho hasta entonces, el vocalista cantó angelicalmente, el guitarrista parecía tocar cada cuerda con amor, como si fuera una mujer, y el baterista después de su solo, ya se puso a tocar, y lo realizo muy bien. La gente se les entregó totalmente, todos en el auditorio se volvían locos al escucharlos.
Saliendo del auditorio, el representante los felicitó, ellos vieron el auditorio y dijeron: Adrián Gibert es el primero, mañana el auditorio nacional y luego el mundo.
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